EL AMOR EN TIEMPOS DE GUERRA
INFILTRACIÓN FRUSTRADA
Ya pasaban de las siete de la tarde, la penumbra de la noche
ya había oscurecido por completo el entorno, Akane estaba en la cocina
preparando café ensimismada en sus pensamientos, cuestionándose porque los
soldados que se encontraban en el comedor se preocupaban por ayudarla.
Ya había pasado una hora desde la partida de Naruto, quien
se encamino hacia el poblado que se asentaba en una colina unos cuantos
kilómetros más adelante del restaurant que servía de cuartel general
improvisado, Shikamaru estaba sentado en una de las mesas cercanas a una
ventana, ya que en el marco de esta coloco su cenicero y reposo su cigarro a
medio fumar, en la mesa esta su ordenador, un modelo ya anticuado en
comparación a los computadores que los altos cargos le daban a los demás
pelotones, pero no se molestaba en actualizarlo debido a la nostalgia que le
traía ese trasto, era un regalo de su maestro, Azuma Sarutobi, que le dio al terminar su estancia
de entrenamiento en el área de inteligencia.
Neji, Sai y Sasuke montaban guardia, Neji en la parte
exterior, Sai en el tejado y Sasuke en el interior, ya que según Shikamaru era necesario estar atentos ante
cualquier ataque enemigo, aunque el único que se tomó enserio lo de montar guardia fue Neji,
ya que Sai se concentró en dibujar el hermoso paisaje iluminado por la luna
llena y Sasuke estaba sentado a dos mesas de distancia de Shikamaru, “lo
suficiente para no soportar el hedor a nicotina” pesaba Sasuke, mientras leía
atentamente la novela que saco de la mochila de Naruto, Choji, por su parte,
estaba sondeando el motor de su adorado camión, vigilaba los niveles de aceite,
el desgaste de las bujías y que las protecciones colocadas al tanque de
gasolina se encontraran perfectamente colocadas.
-¡Ya está el café listo chicos!- grito la pelirroja saliendo
de espaldas de la cocina para evitar tirar la charola de tazas con la puerta,
coloco la charola en una de las mesas más cercanas y tomó dos tazas de ella.
-Aquí tienes Cobra- colocando la taza justo enfrente de
Sasuke, quien se tapó la cara en un precario intento de tapar su cara, estaba
más rojo que un tomate, Akane solo soltó una risita dulce y suave al notarlo.
Se acercó a Shikamaru, quien tecleaba a una velocidad
inhumana una serie de datos proporcionados por Naruto desde el auricular.
-¿Alguna noticia importante ciervo?- colocando la taza a un
lado del ordenador.
-Sí, Naruto ha llegado al arrabal del poblado y consiguió hacer contacto con
algunos obreros de la construcción y, por mera observación, se percata que no
son suficientes hombres con los que cuenta el enemigo ya que la construcción
se encuentra sin supervisión- el tono
con el que salían esas palabras de su boca hicieron pensar a Akane que talvez
su hermana seguía integra en más de un sentido.
-Y las mujeres, ¿¡Qué hay de las mujeres!?- se apresuró a
gritar.
-Aun no llega a su ubicación, ten paciencia- trató de
consolarla Shikamaru.
Mientras tanto
-Muy bien señores, soy soldado de Konohagakure, vengo a
ayudarlos, necesito la mayor cantidad de información que les sea posible
proporcionarme- Naruto intentaba no alzar la voz más de lo necesario, ya que
provocar el mayor ruido fuera de lo normal podría levantar sospecha de alguna
patrulla cercana.
-Muy bien- se adelantó a decir uno de los cuatro obreros e
presente- Son soldados desertores, responden a intereses comunes, y en teoría,
carecen de líder.
-Nos obligan a trabajar en esta estúpida muralla por temor a
posibles ataques- dijo otro de los obreros ahí presentes, un hombre bastante
alto y fornido, de tez oscura y una voz tan gruesa que tilda de intimidante.
-¿Y no intentaron defenderse?- Naruto trataba de imaginar en
qué términos atacaron aquellos soldados ya que, al menos para él, todos tenían
un físico decente para el combate.
-Claro que lo intentamos- exclamo un obrero que recién baja
de los andamios- pero para infortunio nuestro cuando llegamos de nuestra
jornada laboral ya habían capturado a todas las mujeres- el tono en el que lo
dijo dejo reflejar que posiblemente había una persona importante para él entre
ese grupo.
-¿Cómo que
regresaban?- la pregunta parecía tonta, pero a Naruto no le cuadraba el hecho
de que todos los hombres no hayan estado presentes durante el asalto enemigo.
-Lo que sucede es que somos un pueblo agricultor y por
tradición todos los hombres, desde los seis años salimos al campo a trabajar,
nos criamos y morimos en el campo- el tono de aquel obrero denotaba orgullo
ante esas palabras.
Uno de los trabajadores que no habían participado en aquella
plática comenzó a llorar, corrió hasta Naruto y se echó de rodillas ante él.
-Por favor, ayuda a mi hija- el hombre sollozaba de tal
forma que Naruto no pudo evitar sentir lastima por la situación de aquellos
hombres-, ella apenas tiene catorce años, y pensar que en cualquier momento uno
de esos bastardos le puedan arrebatar su inocencia o lo que es peor, que la
maten, me rompe el alma.
Naruto se hincó y posó su mano en el hombro de aquel obrero.
-Tranquilo, mi escuadrón y yo nos encargaremos, pero será
mañana ya que mi actual misión es solo la recolección de información y reconocimiento de las fuerzas enemigas,
pero yo le prometo regresarle a su hija sana y salva- se puso de pie- más bien,
les devolveremos a todos a sus seres queridos.
Naruto salió de la construcción para adentrase más al pueblo.
-Ciervo- dijo en un susurro apenas audible.
-¿Qué sucede Zorro?- contesto al instante.
-Tomaste dato de eso, estos hombres no pueden continuar con
esta situación- su tono denotaba cólera.
Antes de recibir una respuesta, una patrulla conformada de
tres hombres pasó delante de él, por suerte para Naruto van tan distraídos en
su conversación que ignoraron su presencia. Continuo caminando, escabulléndose
entre las viviendas vacías, hasta que llego a un edificio de dos plantas,
bastante largo y con barras de acero en las ventanas. Tomó la decisión de pasar
de largo cuando el grito de una mujer le forzó a volver.
-¡No, espere- gritaba la mujer gobernada por el pánico- es
solo una niña, llévenme a mí pero a ella déjenla!
-¡Cállate!- el grito
del hombre y el sórdido sonido de un golpe hicieron que Naruto hirviera
de cólera.
Naruto busco un acceso, pero solo la puerta principal se
encontraba abierta y sin protecciones metálicas, se encamino hacia ella,
agazapado, cuando, de repente, un hombre salió de una de las casa aledañas, lo
miro de frente, pero el hombre al parecer había salido a fumarse un cigarro,
por lo que tardó en reaccionar ante la presencia del rubio, cosa que le costó
caro, ya que él Uzumaki se abalanzo contra él, agarrándole del cuello y en un
ligero pero fuerte movimiento circular la tráquea se le rompió, únicamente
emitiendo un ligero crujir.
Continuo con su marcha, se escondió en un arbusto que daba
de frente al edificio, esperando que los hombres del interior salieran para
poder entrar.
-Shikamaru- esbozó suavemente- encontré donde tienen
escondidas a las mujeres.
-Bien, dime la ubicación exacta- el Nara estaba listo para
tomar registro.
-Es un edificio de dos plantas- miro para todas
direcciones-, al parecer el único de todo este lugar, así que no hay problema
en localizarlo.
-Muy bien, algo más…
-Espera- dos hombres y una mujer salían del edificio- voy a
entrar.
En cuanto los perdió de vista salió disparado cual tapón de
champaña, entro rápidamente al edificio y miro para todos lados en busca de
posibles enemigos, por dentro, el edificio tenía un escritorio enfrente de un
pasillo, el cual se formaba por lo que
parecían ser celdas, “La prisión del pueblo, espera, para que necesitan
una, ttebayo”, y en un costado del escritorio unas que daban al segundo piso,
el Uzumaki ignoro dicha escalinata y procedió a caminar hacia las celdas.
Ahí estaban, un centenar de mujeres aglomeradas en seis
celdas, algunas llorando, otras en completo silencio, otras curaban las heridas
de sus compañeras de celda y en la celda de hasta el fondo sollozaba una mujer
que yacía sentada sobre un charco de
sangre, que según el rastro procedía de su entrepierna, se acercó a ella.
-¡No, espera ya tuve suficiente por hoy!- la mujer gritó soltando
algunas lágrimas.
-Espere, yo no soy de ellos, yo vengo a ayudarlas,
dattebayo.- el Uzumaki se arrodillo ante ella.
Las mujeres de las demás celdas se aglomeraron en la reja al
escuchar las palabras del rubio, algunas incluso comenzaron a llorar y a gritar
“gracias dios mío”.
De pronto, del piso superior se escucharon unos pisotones.
-¡El guardia!-gritaron todas al unísono.
-¡Mierda!- gritaron Shikamaru y Naruto al unísono, lo que
casi les revienta el tímpano donde yacía el auricular.
Naruto corrió hacia la puerta, pero el hombre ya estaba en
las escaleras, le apuntaba con su rifle de asalto a lo que el Uzumaki respondió con un salto de
tigre hacia la puerta, el estruendoso sonido del rifle disparando provocó el
pánico de las féminas.
Al reincorporarse, Naruto sintió un fuerte dolor en el
costado izquierdo, se echó a correr mientras se presionaba la fuente del dolor,
una sensación húmeda y tibia invadió su mano, era definitivo, aquel hombre le
logro pegar un tiro.
-¡Zorro!- la voz de Shikamaru lo saco de sus pensamientos-
¡Qué sucede!
-¡Ahora no!, mierda, Ciervo, si salgo de esta me debes una
buena tanda de Ramen.
El sonido de los soldados desplegados por las calles del
pueblo gritando “un intruso, matadle”, y el sonido de lo que parecían,
motocicletas, “Espera, motocicletas, esa es mi puerta de salida, ttebayo”
pensó.
Una motocicleta giró de una calle justo enfrente de Naruto,
quedando de frente, aceleró para arrollar al rubio sin esperarse el movimiento
de este. El Uzumaki pegó un salto con las piernas al frente, de forma que tiro
al conductor y al instante se presó del manubrio del vehículo para no pasarse
de largo, dando un giro en el aire de forma que calló sentado en el asiento del
vehículo*, la motocicleta dio un estrepitoso
giro quedando con el frente en dirección contraria de la dirección
inicial, Naruto acelero, pero al instante tubo que soltar el acelerado llevando
la mano a su dolorido costado.
Para suerte de Naruto el pueblo no era demasiado grande, así
que acelerando por ratos logro salir de él, ya en las afueras del pueblo saco
de un compartimiento de su pantalón una venda, ejerció la suficiente presión al
vendaje y se dispuso a regresar con sus compañeros cuando el estrepitoso sonido
de las motocicletas enemigas le invadieron los oídos.
-¡Mierda!- acelero de golpe- Ciervo, ponedlos atentos, me
están persiguiendo.
-Ya estamos preparados para tu llegada y tu auxilio- sus
palabras lo tranquilizaban un poco- ahora bien, cuant…
Naruto había apagado el comunicador, miro por su retrovisor,
“Tres motos, dos de ellas solo traen al conductor y la tercera trae a un
tirador, cuatro hombres, todos armados, genial, moriré antes que Ero-sennin*,
ttebayo”. Para esquivar las balas comenzó a zigzaguear estrepitosamente, pero, desafortunadamente para él, la sangre
perdida comenzaba a cobrar factura, la vista se le nublaba y la capacidad para
equilibrase disminuía por lo que dejo de moverse tan estrepitosamente.
A lo lejos logro enfocar el restaurante, faltarían
escasamente un kilómetro y, por suerte, el tirador no era muy preciso.
En el restaurant
-¡Zorro!, ¡contesta!, ¡Maldición!- Golpeó fuertemente la
mesa, tirando la taza de café vacía y despertando a Akane que yacía dormida en
ella, tomo otro cigarro, inhalo con fuerza y se buscó a su equipo con la
mirada- ¡Cobra!.
Sasuke seguía centrado en la lectura, pero atento desde que
escucho el primer insulto salir de la boca de Shikamaru (en el momento de la
escena de la prisión).
-¡Sí!- se levantó tirando el libro al suelo.
-Agarra tus armas, persiguen a Zorro, necesitara asistencia-
aquellas palabras provocaron que la confianza que tenía en Naruto tambaleara un
poco.
-¡Si señor!- afirmo agobiado
-Akane- se volteó
para verla- escóndete en la cocina.
Shikamaru salió del local y le dio la misma orden a todos,
“Más te vale regresar vivo” pensó dándose ánimos.
Naruto no tardó en aparecer, pero a pocos metros de siquiera
tocar el terreno de aquella propiedad calló estrepitosamente desmayado.
-¡Zorro!- grito Neji, disparándole a las motos enemigas que
se aproximaban mientras se acercaba al cuerpo de su amigo.
Sai había logro derribar de un tiro en la cabeza a uno de
los motociclistas. Los demás pilotos frenaron y bajaron de los vehículos.
Choji acertó un par de tiros a otro de los pilotos, pero
este no cayó muerto gracias al chaleco
antibalas. Sasuke desde una de las ventanas del restaurant acertó en la
entrepierna del tirador enemigo y cuando este se tiró al piso le acertó otro
tiro en el rostro, “Esta va por Naruto, imbécil”.
Shikamaru y Sai terminaron con los dos últimos hombres que
quedaban y se aglomeraron junto a Naruto con el resto del equipo.
-¡Zorro!, ¡gran hijo de puta, no te atrevas a hacernos
esto!- Neji arremetió contra Naruto un par de bofetadas.
-¡Vamos cabeza hueca!, levántate y ponte a gritar tus idioteces- Sasuke junto
con Choji comenzaron a rociar un par de lágrimas.
Shikamaru se arrodillo junto a él y le introdujo su cigarro
en la boca, presionó justo arriba del
estómago un par de veces y como por arte de magia, Naruto despertó, tosiendo,
ahogándose debido al humo.
-¡No jodas!, que mal sabe eso, ttebayo- dijo con un hilo de
voz apenas audible.
Lo introdujeron al restaurant y lo acostaron en una de las
mesas, Sai abrió el chaleco táctico de Naruto y rompió su camiseta por la
mitad.- ¡joder Lobo! Era mi favorita, dijo Naruto.
Choji trajo consigo un maletín de primeros auxilios y
procedió a limpiar la herida, posteriormente con un cuchillo, previamente
esterilizado al fuego, corto la herida y con unas pinzas extrajo la bala.
Sai sostenía a Naruto de los hombros para evitar que se
moviera por el dolor de la extracción de la bala mientras le sonreía con su
maquiavélica sonrisa falsa.
Sasuke, mezclo en una olla agua, sal y azúcar, metió la
mezcla en una bolsa especial del botiquín y con ayuda de una jeringa entubo la
bolsa al torrente sanguíneo del rubio.
Al finalizar la operación de Choji, Neji ya tenía lista la
aguja para suturar mientras Shikamaru
calentaba una barra metálica hasta el rojo vivo. Al finalizar Neji con su parte
se echó encima de Naruto a la altura de su echo, Choji le sostuvo las piernas y
Sasuke, sostenía con un brazo la bolsa de suero y con otra el brazo a donde iba
conectado para evitar que se saliera, Shikamaru poso la barra metálica sobre la
herida recién suturada de Naruto sellándola al instante, a lo que Naruto solo
emitió un desgarrador grito.
Akane había presenciado la escena atónita, sin saber que
hacer más que sentir pena por el pobre
Zorro, y al oír su grito tomo la decisión de tomar entrenamiento médico para
hacer todo ese procedimiento menos doloroso, “cuando todo este conflicto se
arregle iré a la capital a estudiar enfermería”.
-Muy bien Zorro,
ahora solo falta una que te metamos sangre- Sai lo miro directo a los ojos, los
cuales estaban rojos y llenos de lágrimas- Así que, ¿Cuál es tu grupo
sanguíneo?
-Ve… vete a la mierda Lobo- la voz del rubio era apenas
audible- comienza a sacarte sangre ahora mismo.
Tras buscar en el camión el estuche con el equipo necesario
para aquella operación Sai le dono a Naruto la sangre que necesitaba.
-Sabes Choji, tenías razón, tener este equipo médico en el
camión resulto útil después de todo- Shikamaru estaba al lado de su amigo que
descansaba en un tronco seco afuera del local.
-Si pero tener que ir cada vez que se ocupa al hospital por
uno nuevo me resulta cansado- esbozo el Akimichi- pero al menos evitamos la
muerte de un compañero.
- Ni que lo digas.
Mientras tanto Naruto descansaba en una cama improvisada en
el piso del restaurante.
-Sabes Zorro, por un momento pensé que tendría que ver llorar
a mi prima tras advertirle de tu baja- le dijo sonriendo el Hyuga.
-Yo no dude que no lo lograrías cabeza hueca- le dijo
Sasuke.
-¡Qué dices!, si pensabas que había muerto, ttebayo- el
Uzumaki sabía de lo preocupado que estaba
Sasuke por él, pero hacerle burla era su deporte favorito.
-Eso no es cierto cabeza hueca- se defendió Sasuke.
-Pero si te he visto llorar, admítelo, me quieres más de lo
que aceptas- rio el rubio
-Lo que tú digas tonto- le devolvió la sonrisa.
-Ahora bien, quién le dice a Shikamaru que me de uno de sus
cigarros, realmente no saben tan mal como huelen y…- sus palabras fueron
interrumpidas por dos golpes propinados por Neji y Sasuke.
-Ni lo sueñes- dijeron al unísono.
*La maniobra mencionada la he visto en algunas películas de
acción o en el videojuego de GTA SAN ANDREAS, al robar una moto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario